16 de junio de 2007

La mitad

Esta mañana temprano he descubierto que la mitad de mi cuerpo ignoraba a la otra mitad. Apenas una mirada, un roce o una caricia.

A media mañana, la mitad del cuerpo seguía sin mostrar la más mínima intención de acercarse a la otra, la ha seguido evitando. No he querido darle importancia y le he dado la oportunidad que da la madre al berrinche de un niño caprichoso, aunque la situación era molesta.

En la oficina, sentada, la mitad no ha jugueteado con el pie como otras veces, o se ha enredado las piernas haciendo un nudo…
La otra mitad, sin entender nada ha estado mirándome durante toda la tarde impasible, con el mismo gesto confuso que yo.

Ya en la noche, la mitad de mi cuerpo seguía con esa absurda actitud. Entonces la otra mitad, en actitud conciliadora, le ha buscado, le ha acariciado como tanto le gusta, como no recordaba, le ha rozado los dedos casi sin tocarlos, le ha calentado el pie frío… la ingrata de la otra mitad no ha reaccionado y se ha dormido.

He tenido que tomar cartas en el asunto. Le he besado tiernamente, le he acariciado el cuello mientras le susurraba al oído la maravilla de sentir su piel tan cerca, se he estremecido, le he besado la comisura de los labios sin dejarle mediar palabra, le he acariciado el pecho jugueteando con el pezón erecto, he descrito con mi lengua la curva de sus cadera, la profundidad de su ombligo, sus hombros su cuello… Por fin, la mitad enojada se ha unido al erótico juego y juntas hemos dibujado la espalda una y otra vez, hemos construido los pechos, hemos recorrido con la boca el vientre, las nalgas, las rodillas, los pies para volver a subir lentamente por las piernas. De viaje de vuelta y a la altura de las rodilla, la otra mitad se ha unido… ha cogido sutilmente la otra mano y la guiado hasta la entrepierna para notar la humedad...

Las dos partes de mi cuerpo, por fin, se han unido para mimarme, las dos manos ávidas han coqueteado con mi sexo acrecentando mi deseo, me han acariciado como nunca nadie me ha acariciado, han tocado mi sexo con el conocimiento de la ignorancia. Y como una pareja de baile de salón hemos danzado al mismo son, una melodía progresiva, rítmica, lenta, veloz. Durante unos segundos creo haber perdido el conocimiento, mientras la mitad de mi cuerpo ha aprovechado para jurar entre suspiros no volver a enfadarse.

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2 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Ummmmm

9:30 a. m.  
Blogger Sandra Sánchez ha dicho...

"Tú y tus dos mitades...": vaya trío!!
Pues así, cualquiera no se enfadaría...! jeje...

10:11 a. m.  

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