30 de mayo de 2007

Cuestión de orgullo

Cuando el comandante Scott bajó del boeing KC-135 envuelto en la bandera americana, sintió un enorme orgullo. Al sonar The Star Spangled Banner se estremeció y no pudo evitar que sus ojos se inundaran de lágrimas de emoción.
Los aplausos le hicieron recobrar la cordura, fue entonces cuando entre las cientos de personas que le esperaban, advirtió a una mujer enteramente vestida de negro que apenas se aguantaba de pie. Rápidamente se percató que se trataba de su viuda y los jóvenes que la sostenían sus hijos. Sintió un inmenso dolor y la angustia de la muerte. El comandante Scott, por primera vez fue consciente que la guerra no era un juego, y que el orgullo no compensaba el dolor... pero ya era tarde.
123 palabras

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4 comentarios:

Blogger Sandra Sánchez ha dicho...

Genial!
Hoy no dejas margen a la continuidad ni al final, queda todo dicho y finiquitado...
La guerra unicamente compensa a unos pocos que se forran, los demás son o somos todos víctimas...
Petonets.

12:29 p. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Molt bó. gràcies.

9:25 a. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Estos son los otros ¡¡¡
ptosn

9:15 a. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

una de las cosas que nos diferencia de las bestias es el que ellas no saben organizar una guerra

10:46 a. m.  

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