31 de octubre de 2006

1 de noviembre

Cuentan que una vez la muerte fue a buscar a una niña de tan solo 8 añitos.
La niña se hallaba en el escritorio de su habitación cuando ésta entró sigilosa:

-Hola, vengo a buscarte, le dijo la muerte con esa voz grave que le caracteriza.

-Hola, dijo la niña con gran inocencia, tendrías que darme unos minutos, es que estoy acabando los deberes de matemáticas.

-Vale, contesto la muerte ... esperaré.

-Oye ¿ 4+ 8? preguntó la niña a la muerte

-¿4 + 8 ? 12

-Ahhh sí... y ¿9 – 4?

-5
-Gracias... y ¿9 x 9?

-¿ 9 x 9? Mmm . La muerte se quedó pensativa y no supo contestar.

A sumar y restar estaba acostumbrada, sumar muertos, restar vidas, pero multiplicar era un concepto desconocido para la muerte, nunca había multiplicado...

La muerte pensó que no podría llevarse a la niña con aquella duda, así que le dijo que lo preguntara en el colegio y mañana volvería a buscarla.

Al día siguiente, como dijo, volvió.

-Hola, ¿has averiguado cuánto es 9x9?

-Sí 81

-Ahora tienes que acompañarme.

-Dame un momentito, estoy acabando los deberes de historia.

-Muy bien, pensó la muerte, en historia no me va a pillar, yo he estado a lo largo de toda la historia desde que la vida es vida, he sido protagonista de los acontecimientos más importantes de la historia...

-¿Quién mató a Hitler?

-Ja ja ja, la muerte rió. Él vino a buscarme, contesto la muerte arrogante y orgullosa.

-¿Por qué mataba a los judíos? ¿ y a los que no pensaban como él? ¿Por qué semejante genocidio? ¿Era necesario?

La muerte se quedó bloqueada ante aquella progresión de preguntas y por más que buscó en su diabólica e imprevisible mente rebuscada, no halló una respuesta coherente que ofrecer a la niña.

La muerte pensó que tendría que resolver la duda a la niña y prometió darle una respuesta al día siguiente.

Al día siguiente la muerte, que tiene palabra, llegó nuevamente hasta la habitación de la niña.

-Está bien, no hay una respuesta que justifique los hechos, solo puedo decirte que a lo largo de la historia hay personajes que hacen uso de mí a su antojo, sí, cierto, de forma indiscriminada, pero yo no lo puedo controlar... cuando me buscan, me encuentran y donde me llaman voy. Ahora nos tenemos que ir...

-Sí, dijo la niña, con cara de poco convencimiento, pero dame solo un momentito, estoy haciendo los deberes de sociales...

-Bien, esperaré... sociales, pensó la muerte, aquí seguro que no me va a sorprender, la geografía es lo mío, no en vano estoy en todo el planeta y más allá... en las estrellas fugaces.

-¿Cuál es la capital de Indonesia?

-Yakarta, dijo la muerte altiva, todavía recordaba cuando el Tsunami fue a buscarla, en enero del 2004, los muertos se contaban por miles.

-¿Es cierto que hay un país llamado Etiopía donde los niños mueren de enfermedades y desnutrición?

-La muerte borró su estúpida sonrisa... Bueno, de alguna manera sí...

-En casa cada día sobra comida. Varios días a la semana mi mamá me lleva al hospital a hacerme quimioterapia, y aunque se me cae el pelo, puedo llevar una vida normal y jugar con mis amiguitas... ¿por qué a estos niños no los llevan sus mamás al hospital?

-La muerte nuevamente se quedó sin respuesta... Otra vez se marchó prometiendo volver cuando tuviera una respuesta lógica para aquella niña curiosa.

Durante seis días la muerte estuvo inactiva, pensando y pensando una respuesta. Por increíble que pueda parecer, durante seis días no murió nadie.
Pronto los hospitales se llenaron de enfermos, no habían camas libres, unos agonizaban pero no acababan de morir, aunque los médicos les echaran una manita. Los suicidas no daban crédito, se cortaban una y otra vez las venas y volvían a crecer.
En las carreteras cientos de mutilados, brazos, piernas... pero nadie moría.
Los policías desanimados disparaban a los delincuentes y las balas rebotaban o atravesaban el cuerpo sin causar efecto. Los terroristas en Irak ponían bombas y la gente salía de los edificios derrocados llenos de polvo pero sin rastro de muerte. En la guerra ¡ la hecatombe ! los soldados corrían con sus cabezas en las manos pero con vida...

Al séptimo día la muerte llamó nuevamente a casa de la niña con la respuesta:

-Bueno déjame que te explique que, el planeta Tierra esta dividida en dos grandes territorios, el afortunado y el desafortunado, el rico y el pobre, caprichosamente a uno le toca estar en un lado u otro y por tanto tener más o menos oportunidades... es cuestión de suerte... pero no olvides que yo no he tenido nada que ver en esto, esto fue obra del creador... yo simplemente cumplo con mi cometido. Donde me mandan voy, mi ...

-¿Quién te manda ? le interrumpió la niña.

-La muerte quedó más pálida de lo que ya es y contestó... Es una respuesta que no puedo contestar, cuando vengas conmigo, detrás de la luz, le verás. Ahora tenemos que irnos...

La niña le dijo que estaría lista en 3 minutos, le faltaba resolver una pregunta de literatura.

-Bueno, literatura , pensó la muerte, he sido durante siglos un tema muy recurrente para escritores y poetas... no hay un clásico de teatro que donde no este yo presente e incluso sea la protagonista, no hay novela donde mi presencia sea inevitable...

-¿Conociste a García Lorca?

-Por supuesto, yo estuve acompañándole y reconfortándole antes del último viaje.

-Dicen que a Lorca lo mataron por ser de izquierda y homosexual ¿es verdad?

-La muerte tragó saliva, la verdad es que no estaba documentado sobre este tema, solo sabía que el cometido era fusilar a unos chicos que estaban dando problemas ...

-Bueno, alcanzó a decir, no creo que fuera ese el principal motivo, al parecer ese tal Federico era revolucionario... en muchos lugares y momentos tengo el cometido de llevármelos...

-¿Pero me gustaría saber exactamente qué había hecho García Lorca?

Y así día a día la niña iba preguntando a la muerte todas sus dudas y curiosidades, que eran muchas. La muerte como podía, se quitaba la responsabilidad de encima e intentaba buscar respuestas creíbles.

Y así la niña fue creciendo y cada día le iban abordando nuevas inquietudes que planteaba con naturalidad a la muerte, sobre la familia, el amor, la felicidad, los hijos, la vida y la misma muerte.

Ella nunca tuvo una respuesta digna para poder llevarse aquella niña que hoy era una anciana.

Aquella mañana la muerte llegó más temprano de lo habitual, la anciana se encontraba sentada en su mecedora, miraba fijamente un retrato de su marido ya fallecido, de sus hijos, nietos y biznietos. Llevaba su pelo blanco recogido en un moño alto y se había perfumado con agua de rosas.

- ¿ Estas lista? Le preguntó como siempre la muerte.

- Dame solo un segundo, cerró los ojos y besó el retrato con la tranquilidad que otorga tener la tarea realizada.

Posando el retrato sobre la mesa camilla, cogió a la muerte de la mano y le dijo:

- Estoy preparada. Así se fueron las dos, de la mano, lenta y plácidamente.
Moraleja:

Mientras tengas una inquietud, una curiosidad, una ilusión, mientras tengas los deberes sin hacer, mantendrás alejada a la muerte. Aunque la muerte es tan lerda que en demasiadas ocasiones actúa sin preguntar. Bueno lo mejor es actuar, no se lo pongamos fácil.

“La muerte puede consistir en ir perdiendo la costumbre de vivir”.

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1 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

muy bonito.

6:59 p. m.  

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