16 de febrero de 2007

Propuesta de trabajo

Sigue la historia:
Todo empezó con un número equivocado, el teléfono sonando tres veces en la quietud de la noche...

Me desperté sobresaltada y de un brinco me incorporé en el sofá. La habitación estaba en penumbra, alumbrada apenas por la pantalla encendida del televisor. Miré el teléfono esperando que volviera a sonar para cerciorarme si los tres timbres que había escuchado pertenecían a un sueño o era realidad. Miré aturdida el reloj. Era muy tarde. Hice un rápido repaso: No tengo ningún familiar ni amigo enfermo, no espero a nadie, no preciso ninguna explicación, mi marido hace rato que se marchó a la cama, hablé como cada noche con mis hijos y todo estaba en orden...
Quité el volumen al televisor como cuando llaman a la puerta y no tienes intención de abrir.
Detuve mi mirada en el teléfono en espera de una nueva llamada. Transcurrieron unos diez minutos. Nadie llamó. Me pregunté una y otra vez qué puede mover a alguien a llamar por teléfono a esas horas. Desee que volviera a sonar. Sentí gran curiosidad de hablar con esa persona que seguro algo buscaba o necesitaba. Y como si mis deseos fueran ordenes, sonó. Dude unos segundos antes de cogerlo, sentí nervios en el estómago y armándome de valentía descolgué:

- Hola.
- (silencio)
- Hola
- (silencio)
- ¿Hay alguien?
- Si, yo.

Una voz firme de mujer contestó al fin.

- ¿Por quién pregunta?
- Por usted, quiero hablar con usted.
- ¿De qué se trata?
- He llamado para ayudarle
- ¿Perdone? No le entiendo.
- Es mi objetivo, ayudar a las personas como usted a superar sus problemas.
- Pero... perdone, creo que se equivoca, dígame por quién pregunta...
- Ya le he dicho que he llamado para hablar con usted, con Ana María Martínez Del Olmo.

El corazón me dio un vuelco. Si esa era yo.

- Perdone, ¿quién es usted?... considero esto una broma de mal gusto.
- No es una broma, Ana María, mi misión es echarle una mano con su crisis emocional, con su depresión, con sus problemas...
- ¿Pero de qué me habla? Yo no tengo ninguna crisis, ni depresión, ni problemas... al contrario soy una persona felizmente casada, trabajo en lo que me gusta, tengo mis dos hijos felices... económicamente tengo más de lo que puedo gastar, mi familia goza de una excelente salud, mis hermanos y mis amigos me adoran...
- (Silencio) Siga, Ana María, siga hablando, tengo toda la noche para escucharla...
- Es que no sé que contarle, ya le he dicho que no tengo problemas.
- Seguro que tiene problemas, todo el mundo tiene problemas... algún trauma infantil, algún complejo, alguna carencia...

Tan pesada se puso la voz al teléfono que no supe como desprenderme de ella, no veía el momento de colgar el aparato ante su insistencia y así fue como me inventé mi primer drama, mi primer problema. No sabía muy bien que improvisar, así que recurrí al último capítulo de la serie televisiva que me había conquistado e hice mío el problema. De forma poco creíble le confesé a la voz que había notado que mi marido cada día bebía más, que la última semana había bebido sin moderación y hasta le había visto un poco violento... que estaba empezándome a preocupar... creo Fernando no ha tomado una copa en su vida.
La voz me escuchó sin hacer ningún comentario y cuando di la historia por concluida se despidió diciendo que me llamaría mañana a la misma hora.
Sin darme cuenta fui acumulando penas, tristezas y problemas para poder contársela a la voz. Cada noche a esa hora me convertía en una mujer triste, depresiva. Hubo noches que hasta el punto del suicidio.

Así estuvimos 6 años hablando cada noche a la misma hora.

Pero aquella noche no llamó. Estuve hasta muy tarde esperándole pero no llamó. No volvió a llamar jamás. Por primera vez me sentí muy triste, con un sinfín de problemas y sumergida en una gran depresión sin nadie a quien contarle semejante chifladura.
pd: Buen fin de semana

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6 comentarios:

Blogger echaita ha dicho...

Vamos pulguita, te estoy esperando...

11:22 a. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

...sin nadie a quien contarle a nadie semejante chifladura…
Ya no sé si los problemas que le contaba a esa voz eran sacados de un culebrón o realmente eran los míos…¿podría soportar a partir de ahora la soledad de la noche sin una voz anónima que me escuchara? ¿podría sobrevivir por mí misma enfrentándome yo sóla a la misera que día tras día acumulaba dentro de mí?
Sólo sé que antes era feliz… no tenía problemas o por lo menos yo creía que no los tenía, nadie se había encargado de quitarme la venda que me impedía verlos…la voz me decía que estaba allí para ayudarme, pero relamente no sé si prefería vivir perdida en el bosque de mi propia existencia sin poder ver los árboles de la infelicidad que me rodeaban…¿relamente necesitaba que alguien me enseñara el camino? ¿con qué fin? ¿con qué derecho se creía esa voz lazarillo de mi ignorancia?
Sólo sé que antes era feliz….

El teléfono sonó nuevamente…..una vez más….otra….por fin otra vez la voz….

Al la mañana siguiente, cuando su marido se levantó y comprobó que Ana María no estaba a su lado en la cama, corrió al salón…la tele encendida con el volúmen quitado, su mujer tendida en el sofá…un tubo de pastillas vacío….no respiraba…en una mano el teléfono fijo, en la otra su propio móvil…ambos comunicaban……

www.fotolog.com/elnegrozumbon

12:04 p. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

ohhhhhhhhhhh qué triste final ¡¡¡¡ joder y todo por una maldita llamada. MORALEJA: tira el put (piii) telefono a la basura.

12:15 p. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

NO COJAS LLAMADAS DE MADRUGADA. MEJOR QUE DEJEN EL MENSAJE...
PD. feliz finde... Ande esta el conejín que me lo como ... jejeje

12:16 p. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

otiaaa esto es un guión para una peli de hiskcot (com s' escriu?) bueno ja me entendeis.

12:45 p. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Muy bueno Marta,
o tenemos problemas, o nos los buscamos.
Un beso,
Isabel.

11:07 a. m.  

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