13 de febrero de 2007

Propuesta de trabajo

Sigue la historia:
Un ciego, antiguo amigo de mi mujer, iba a venir a pasar la noche en casa...
Me sentí intranquilo. La noticia me creó gran incertidumbre y una sensación de invasión del espacio. Con la mirada revisé los rincones del salón supervisando que todo estuviera en orden, luego pensé que si era ciego no percibiría el desbarajuste que desde hace años nos acompañaba.¡ Qué equivocado estaba !
No pude evitar decirle a mi mujer que creía que no era una buena idea. Ella sonrío fingidamente y siguió dibujando sobre el lienzo que hacía meses me robaba su tiempo y atención.
Tal como estaba previsto, el amigo ciego de mi mujer llegó. Iba acompañado de un largo bastón blanco, gafas oscuras y una pequeña maleta que me tranquilizó. Vestía muy elegante y sus zapatos resplandecían fuera de lo común. Con una encantadora sonrisa, llegó el viernes por la noche.

Mi mujer le prendió el equipaje y con dos sonoros besos y un duradero abrazo le dio la bienvenida. Yo me limité a acogerle la mano y estrecharle la mía en un acto que me pareció tan frío y calculador como la despedida de la consulta de mi psicólogo.
Adolfo que así se llama el amigo de mi mujer, se quedó un momento parado en la puerta del salón, en silencio y muy despacio recorrió con la cabeza toda la habitación de izquierda a derecha, deteniéndose unos segundos en la fotografía de pared de nuestro casamiento, finalmente dijo:

-Tenéis una casa muy acogedora. Ambos rompieron en una estridente carcajada. Yo, sin entender muy bien la broma, me quede impávido como estaba. Cogidos del brazo fueron a dejar la minúscula maleta en la habitación de invitados.

Solo estuvo un interminable fin de semana donde Álvaro habló de paisajes incomprendidos por mí, de colores y sentimientos relegados a mi razón, de olores y sonidos imperceptibles para mi ser. Mi mujer no se acercó en los dos días a su lienzo. Ni tan solo se lo enseño a su amigo.

Cuando el domingo por la tarde Álvaro cogía el avión hacía Santander y mi mujer se encerró nuevamente con su lienzo, y no hasta entonces, descubrí que el ciego, el ciego era yo.
Nota: Este escrito pertenece a una parte de la propuesta de trabajo del taller de escritura.

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4 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

...Sí, la misma tarde en que mi mujer se encerró nuevamente con el dichoso lienzo comprendí que el ciego era yo, por eso, porque dicen que el amor es ciego y es verdad; entonces también comprendí que me había pasado años de mi vida dedicado por completo a mi mujer, a comprarle los làpices y las pinturas para su lienzo, a hacer que su tiempo, nuestro tiempo, fuera como siempre habíamos soñado ( o era yo sólo el que lo había soñado así?)...Había dedicado tanto tiempo a acariciarla en el sofá mientras veíamos la tele, tanto tiempo a observarla mientras dibujaba, tanto tiempo a intentar hacerla feliz...que ahora no sabía si ese tiempo exprimido era perdido o era atesorado...tan sólo entonces cuando mi mujer se volvió a encerrar (en todos los sentidos) en su cuarto de trabajo me di cuenta de que Alvaro (¿o era Adolfo?, esto no me quedó muy claro)no sólo se llevaba su maleta sino también el corazón de ella...y así comprendí, efectivamente, que yo no sólo era ciego...también era gilipollas.

www.fotolog.com/elnegrozumbon

7:06 p. m.  
Blogger echaita ha dicho...

jajaja ¡¡¡ qué bueno !!! Gracias por tu final de historia. Me ha encantado. Cuando haga el proyecto final de curso, espero contar con tu ayuda. Bsos.

8:15 p. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Avui, jo crec que la resposta te l´adonat el PuIGCROFt, ha estat molt ingenios. jajajaja.
No t´adormis aquesta nit, que a les 00,00 horas et vindra un missatger amb un regal meu. Bé encara que jo no celebro Sant Valenti, si no Sant Jordi.
Espero qu´el regal et fagi somriure de orella a orella.
Petonets Marta
PD. la lletra que comença el meu regal es la v......XDDD

9:05 a. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Ha sido divertido ¡¡¡ plas plas...

11:37 a. m.  

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