Cena de empresa

Ya estamos como cada año...

A mi las pre-navidades, las navidades y las post-navidades me superan.

Empieza el tinglado con la cena de empresa y su inseparable amigo invisible, que no tengo muy claro porque le llaman invisible si mucho antes que se repartan los papelitos ya se sabe quién va a ser tu homenajeado. ¡Aquí hay más corrupción y tráfico de influencias que en la “Operación Malaya”!

Después de escoger a tu “amigo invisible”, a pensar en el regalo. Y con suerte ¡que no te toque el jefe! de lo contrario tu puesto de trabajo o la amistad de tus compañeros están en juego.

Si te gastas poco y le regalas una funda para el móvil, de esas que cuando suena se encienden lucecillas de varios colores y que todo el mundo sabe que has comprado en el bazar de los chinos, tu jefe en ese mismo momento empezará a redactar la carta de despido por “Las ofensas verbales o físicas al empresario o a los familiares que conviven con él”.

Si por el contrario decides ganarte unos puntillos extras, haber si la subida del IPC este año se estira un poquito contigo, y le regalas una botellita de Cardhu 12 years, ... perderás unos cuantos compañeros de trabajo y a partir de ese día te habrás ganado a pulso el apelativo de “pelota, chupa ( . ) ”.

Aunque no sé si es peor que te toque como amigo invisible el típico o típica compañero, compañera con quien hace poco tuviste un rifi-rafe porque criticaste, con la persona indebida, su horrible peinado.

Ahora va diciendo que los modelitos que tu llevas con la misma dignidad que Victoria Beckham, le parece ropa barata de mercadillo y que tienes un pésimo gusto a la hora de combinar... ¡ qué demonios le regalo! si fuera por mi le compraría un vibrador reproducción Nacho Vidal lleno chinchetas, pero claro, delante de los jefes no iba a quedar muy ético...

Al final acabo siendo diplomática y le regalo un estuche de velas e incienso me toque quién me toque.

Claro que peor le fue a Puri Castejón organizando la cena de empresa. AQUÍ.