De orejas y rabo

23 de diciembre de 1888: Pintor holandés se corta una oreja y se la envía a una prostituta.

¡Menudo mosqueo debió pillar Van Gogh con Gaugin para llegar a cortarse la oreja! Y es que hay demasiadas veces que la ira domina a la razón. Por lo menos fue su oreja, peor suerte corrió el marido de *Lorena Bobbit.

Hay quienes cortan la oreja y el rabo sin ser un pintor chiflado o una mujer desesperada, lo hacen en nombre del arte, la cultura o la tradición. Yo lo llamo maltrato y asesinato con premonición y alevosía. Y no me vale que digan eso de que si el animal es criado para la lidia, que de lo contrario no existiría... Matar es matar y si encima es con ensañamiento (banderillas, púas, espada...) peor todavía.

Estoy totalmente en contra de lo mal denominado “fiesta nacional”.

¡El flamenco y las sevillanas! vale, que a lo mejor lo merecemos, qué si la paella, me parece bien, qué si la sangría, hasta aquí podemos llegar... pero las corridas de toros, por aquí no paso, hay tradiciones que antes muertas que con vida.

Retomando el tema de la oreja de Vang Gogh, el pintor no el cansino grupo musical, parece que el desencadenante final de la amistad y posterior auto mutilación de la oreja fue un cuadro que su compañero de piso, Paul Gauguin pintó. Se trata de un cuadro donde aparece Van Gogh pintando girasoles. Cuando el holandés vio el lienzo dijo -“Parezco yo loco” ya que era imposible pintar girasoles en diciembre.

El verdadero conflicto entre los pintores era la concepción de la pintura. Gauguin quería ir por los caminos de la fantasía, «No hay que pintar sólo lo que se ve, también hay que pintar lo que se imagina», pero Van Gogh se muestra impasible: si no hay un sujeto delante, sin la realidad ante los ojos, ni siquiera es capaz de sostener el pincel en las manos.

Lo que no se sabe es por qué le lleva la oreja a una prostituta... Ni él mismo supo dar una explicación, estaba fuera de si. Es posible que Van Gogh, que en alguna ocasión había acudido a alguna corrida de toros, quisiera imitar al torero homenajeando de esta manera a la mujer.

Un día el pintor, en una carta remitida a su amigo Bernard, escribió así acerca de las prostitutas: “ Rechazada de la sociedad, tal como somos rechazados nosotros por ser artistas, la prostituta es amiga y hermana...”

*Lorena Bobbit: La historia que conmovió al mundo empezó una calurosa noche de junio de 1993, cuando John Wayne Bobbit, un ex marine de 26 años, volvió a su casa tarde y borracho y obligó a Lorena a tener relaciones sexuales. Ella -una ecuatoriana de voz suave y sonrisa tímida-, indignada, se levantó de la cama, fue a la cocina y volvió con un cuchillo. En la habitación, su marido ya estaba dormido. No lo dudó: en un acto de locura, según lo determinó el proceso posterior, le cortó el pene.
Muy asustada, la mujer cogió (como se entiende en España, no en Argentina) el pene y se subió a su coche. A los pocos minutos, lo tiró en el arcén de la carretera. Más tarde, le contó a su suegro dónde lo había tirado. Inmediatamente, la Policía salió a buscar el pene. Lo encontraron en un terreno baldío y lo pusieron en hielo. En un hospital, los médicos lograron reimplantárselo a Wayne: la operación duró nueve horas.

El 5 de agosto de 1993 empezó el juicio de divorcio del matrimonio, en el que Lorena acusó a su marido de haberla violado. El jurado lo declaró inocente.La misma corte, juzgó dos meses después a Lorena, por haberle cortado el pene a su esposo. Fue declarada inocente. La corte, integrada por siete mujeres y cinco hombres, dijo que Bobbit había actuado por "un impulso irresistible", debido a los malos tratos de su marido.

John Wayne, en cambio, se dedicó a ganar mucha dinero protagonizando películas pornográficas en las que exhibía su órgano agredido.